El V2 fue diseñado para atacar a civiles y construido por esclavos, pero se convirtió en el punto de partida de la exploración espacial.

En el blog de hoy vamos a hablar sobre el cohete nazi V2 y toda la historia que hay detrás de él. El 3 de octubre de 1942, un trueno rasgó el cielo en una base secreta de la Alemania nazi, cerca de localidad de Peenemünde. Bajo la atenta mirada de un nutrido grupo de ingenieros y científicos, un cohete A-4 («Aggregat 4»), de 12 toneladas de peso, rugió y despegó de su plataforma. El artefacto se elevó con decisión hacia las alturas, como si estuviera suspendido por una fuerza fantasmal. El furioso motor, alimentado con alcohol etílico y oxígeno líquido, le hizo viajar 190 kilómetros y elevarlo hasta los 38 kilómetros de altura.

 

Wernher Von Braun, científico de las SS que lo desarrolló, se convirtió en héroe de Disney y de la NASA.

Europa estaba luchando en la Segunda Guerra Mundial cuando, sin que nadie lo sospechara, la carrera espacial dio su primer paso. Un 20 de junio de 1944 uno de estos cohetes A-4 atravesó la línea de Karmán, un límite situado a 100 kilómetros de altura, y llegó al espacio exterior, por primera vez en la historia. Pero su desarrollo no estaba motivado por el amor a la ciencia.

En septiembre de ese mismo mes, los nazis comenzaron a lanzar cohetes A-4 cargados con explosivos sobre ciudades como Lieja, Amberes y Londres para vengarse por los bombardeos aliados sobre las ciudades alemanas. Acababa de nacer el misil balístico y el A4 se había convertido en el V-2 o «Vergeltungswaffe 2», «Arma de la venganza 2». Su destino era matar y fue construido con mano de obra esclava en campos de concentración. Pero fue absolutamente crucial en el desarrollo de los cohetes espaciales. La prueba más directa es que su desarrollador, el ingeniero alemán Wernher Von Braun, fue también el «héroe» de los Estados Unidos de América que diseñó el cohete que llevó al hombre a la Luna.

Los pioneros del espacio comenzaron su labor haciendo la guerra

Los principales diseñadores del cohete soviético «R-7», que puso en órbita el Sputnik, el primer satélite artificial, diseñaron aviones de combate y lanzacohetes durante la contienda mundial. En los Estados Unidos, decenas de científicos del régimen nazi permitieron que el hombre llegara a la Luna con el programa Apolo.

Y antes de eso, durante los años treinta, el recién nacido Laboratorio Aeronáutico Guggenheim en el Caltech (GALCIT) trabajó en aplicaciones militares para los misiles antes de convertirse en el famoso Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), en 1944. La propia NASA, hoy el emblema de la exploración espacial, nació en 1958 con el objetivo de luchar contra el aplastante dominio soviético del espacio.

El punto de partida de las primeras naves espaciales es el misil de guerra alemán V2. Este cohete fue fruto del trabajo de Herman Oberth y, sobre todo, de un joven físico llamado Wernher Von Braun. Este último encontró en el régimen nazi un medio para financiar y trabajar en el desarrollo de los cohetes. Von Braun, que ostentó un cargo en las SS, estuvo al frente de la parte tecnológica en la base secreta de Peenemünde y fue crucial para el éxito de los primeros diseños. Su impresionante labor le convirtió en la posguerra en un científico clave en el programa Apolo.

 

V2: El arma de la venganza

Con sus 14 metros de altura y su potente motor, el V2 era capaz de transportar una carga de 1.000 kilogramos de explosivo a 300 kilómetros de distancia. Tenía giroscopios para controlar el rumbo, con una escasa precisión que mejoró a medida que avanzó la guerra. Sin embargo, volaba tan rápido que resultaba imposible de interceptar para los medios de la época: alcanzaba velocidades de hasta 5.760 kilómetros por hora y podía impactar a casi 3.000 km/h.

Tal como explica Javier Casado Pérez en «Historia y Tecnología de la Exploración Espacial», el mal desarrollo de la guerra llevó a Hitler a ordenar la producción en masa de los cohetes V2. Desde septiembre de 1944 hasta la capitulación final, los alemanes construyeron más de 10.000 cohetes V2. De las cuales 2.676 cayeron sobre ciudades aliadas provocando el pánico y la muerte de 9.000 personas.

 

El importante papel de Wernher Von Braun

Después de que los nazis transportaran la producción de cohetes a las factorías subterráneas a causa de los bombardeos de los Aliados, Von Braun se quedó en Peenemünde a cargo de las pruebas y la investigación de cohetes.

En ese tiempo coordinó los trabajos para mejorar el V2 y para realizar nuevos diseños de naves más pesadas. Se elaboraron los planos de un nuevo cohete de dos etapas llamado «America», por su capacidad teórica de llegar a una autonomía de 4.800 kilómetros y de bombardear ciudades como Nueva York. Por fortuna, el diseño no llegó a abandonar los planos. Además, los nazis lograron romper la barrera del sonido con un misil equipado con alas y más tarde diseñaron dos cohetes aún mayores diseñados para poner cargas en órbita. Y que ya en los cincuenta, después de la guerra, serían esquemas básicos sobre los que Von Braun propuso la construcción de una estación espacial.

En marzo de 1944, la compleja relación entre Von Braun y las SS llevó a que el físico fuera arrestado por la Gestapo, la policía secreta del régimen nazi. Entonces, se le acusó de que su principal interés en desarrollar la V2 fue usarla como nave espacial y no como arma- Además, se sugirió que tenía planes de huir y entregarle planos secretos a los Aliados. Sin embargo, el crucial papel de Von Braun en la guerra hizo que fuera rápidamente liberado para continuar sus trabajos.

 

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