Muchas personas que se dedican en cuerpo, alma y mente al coleccionismo, especialmente aquellas que están iniciándose en este maravilloso mundo, acuden a tiendas físicas o en línea para comprar sus piezas. Esto simplifica el proceso, pues directamente se selecciona el artículo a adquirir, se paga y se puede incluir, desde el instante mismo de regresar a casa o al local donde se encuentre físicamente la colección, entre el conjunto de piezas adquiridas anteriormente. Algo que adelanta la tenencia para su posterior catalogación, a través de una ficha de 9 campos, como la que te sugerimos en Acorazado Bismarck.

Sin embargo, hoy te traemos un modo de adquirir piezas de coleccionismo que te permitirá ahorrar unos cuantos euros, si sabes cómo hacerlo: participar en subastas. Una forma de adquisición cada vez más extendida, sobre todo si no llevas mucho tiempo dedicado a esta pasión, porque te permitirá testear la importancia real de alguna de las piezas que han llamado tu atención últimamente. Pujar tiene la ventaja de conocer, de primera mano, si es alto o bajo el interés del público especializado en un artículo en concreto.

Aquí tienes algunos enlaces para acceder a subastas activas ahora mismo, compruebes cómo es una subasta real y corrobores lo que te contamos:

Pero, además, queremos ponerte algunos ejemplos de cómo en una subasta se puede conseguir un ahorro de más de un 50% en determinadas piezas respecto al precio de tasación del experto Pierre de Breucker.

En la imagen número uno, se ve claramente cómo el experto había tasado la pieza en 150-200 euros y el pujador 8309 acabó llevándose la pieza por 80 euros, 120 euros más barato, en el caso de que el artículo, en una tienda física o en línea, tuviera como precio de venta al público el precio máximo de tasación inicial de De Breucker.

En la imagen número dos, el ahorro es menor, 80 euros de ahorro máximo desde el precio inicial de tasación máxima (450 euros). El pujador 0758 acabó haciéndose con la pieza por 370 euros.

Además, son intangibles e incontables los atractivos que tiene una subasta, como la diversión que entraña el seguimiento de una pieza desde su apertura hasta el cierre y el establecimiento de estrategias para que, sin sufrir en exceso, puedas hacerte con los artículos con los que siempre soñaste a un precio mucho más asequible.

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