Con la irrupción de las nuevas tecnologías, los aparatos electrónicos y la innovación hemos ido dejando a un lado numerosos recuerdos que las nuevas generaciones ven con sorpresa e incertidumbre, sin saber muy bien su uso y finalidad.
En la industria de los videojuegos, por ejemplo, encontramos aparatos como la Gameboy o la Nintendo, o ver un cassette por casa que te encantaba y no saber donde ponerlo porque los aparatos ya no llevan disquetera incorporada, o incluso, para aquellos que sois padres, los Playmobil, esos renacuajos de plástico que te hacían vibrar con múltiples aventuras. Son aquellos juegos de la infancia que a día de hoy vemos con nostalgia y nos acordamos de aquellos buenos momentos de la niñez.
En algunos museos se exponen juguetes como los soldaditos de plomo, las muñecas de trapo o las chapas, como mero atractivo visual, sin entender que aquellos juegos de antes, pueden seguir siendo los de hoy día, simplemente hay que hacerles creer a los más pequeños en ello.
Sin entrar en valoraciones personales, y entendiendo que la sociedad evoluciona, todos estos utensilios, que a veces pensamos que son “trastos viejos” que debemos tirar en ese día de limpieza de trastero, y son todo lo contrario.
En la actualidad, hay numerosas personas del mundo del coleccionismo que buscan este tipo de antigüedades, reliquias de hace décadas que se restauran y se revenden a precios a veces desorbitados, pero, sabiendo que esto es un arte, se valora sobre el precio que el comprador desee pagar por ello.
En el coleccionismo encontrarás auténticos productos que seguramente tengas o hayas tenido en casa y podrás, sin quererlo, adentrarte y ser un auténtico coleccionista.
Desde Acorazado Bismarck te invitamos a que comiences tu aventura con el coleccionismo militar, ya que hay muchos factores que atraen, como es la historia, las vivencias o el sentimiento que hay en cada pieza.